

Es la pregunta de Roberto, amigo a quien se le casa un hijo.
En primer lugar maticemos el término obligación…
No hay una obligación específica de confesarse antes de casarse, en cuanto no es un requisito explícito para recibir el sacramento del matrimonio.
Obvimente, en la parroquia no hay detectores de no confesados para obligarlos a hacerlo; ni pistolas apuntando para obligar a confesar al que no quiere… La confesión es libre, como todo en la Iglesia…
Más allá de la «obligación» (vista como imposición…), sí que puede ser necesario que lo hagan lo novios antes de casarse.
El sacramento del matrimonio, como todo sacramento «de vivos»1 ha de recibirse en estado de gracia. De ahí que, quien no lo estuviera, tendrá que confesarse (pero no porque sea «obligación», sino porque necesita recuperar la gracia, es decir, tener vida sobrenatural).
Quien lo recibiera sin estar en gracia de Dios -además de cometer un sacrilegio: usar algo divino, sin la vida divina en nosotros-, no recibiría la gracia para vivir el matrimonio. El matrimonio sería válido (estaría casado), pero ilícito (no recibiría la gracia del sacramento, que recibirá cuando se confiese…).
Por eso más que obligación, es necesidad, lógica interna del asunto.
Es como si uno preguntara: ¿Hay que bañarse antes de casarse? ¿ir bien vestido?
Lo más básico es casarse reconciliado con Dios, para que Dios esté bien metido en la pareja, bendiciendo, sosteniendo, animando… esa unión.
Preparar el alma para recibir con fruto un sacramento tan grande, debería estar bien metido en el corazón de los contrayentes.
Plantearlo solo como obligación, hace perder de vista la esencia del asunto.
P. Eduardo Volpacchio
Mendoza, 16.07.2022
1 Sacramentos que requieren el estado de gracia: que quien lo recibe esté «vivo» espirualmente. Todos menos el bautismo y la confesión.