Carta a un pro-vida después de la tormenta

Reflexiones de un día de dolor lleno de esperanza.
Día triste, de dolor. Un martes/miércoles que es un Viernes santo.
Crucificaron el derecho a la vida de los no nacidos.
Sabemos que resucitará. Lucharemos por ello.
Que tu dolor esté lleno de fe, esperanza y amor.

Fe.

Sabemos que Dios redime con la debilidad, el dolor, el fracaso. Caminos misteriosos, pero que entran en la lógica de Dios. Y nosotros deberíamos ejercitarnos en esa lógica, cuando nos encontramos impotentes ante las fuerzas del mal, la tibieza de los cobardes y la hipocresía de los machiavellos.
“La debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres” (1 Cor 1,25).
Que no sea un dolor frustrado, amargo, cerrado en vos mismo. Entonces será un dolor fecundo, redentor.

Esperanza.

Esos niños a los que se arranca violentamente la vida, sufren una terrible injusticia. Por la fe sabemos que Dios es justo, y que uno de los sentidos fundamentales del juicio final será restablecer la justicia, reparar todas las injusticias de los hombres. Qué absurdo sería el mundo si no hubiera justicia… Qué maravilla saber que se realizará de modo total.
En primera línea están esos niños abortados: recibirán la gloria por la injusticia que han sufrido. Y no serán niños, tendrán la plenitud de la edad en Cristo. Su aborto habrá sido una especie de bautismo de sangre… como el martirio de los santos inocentes.
Esperanza que lleva a seguir trabajando. Tenemos en Estados Unidos un modelo de cómo ir recortando, limitando esta ley infame hasta su derogación.
Y trabajar en el campo de la cultura.
Y trabajar en el campo político. La derrota se debió a la subrepresentación que tenemos en los tres poderes. No representan a la gente. Actúan al margen, incluso contra ella. Aquí tenemos un campo para crecer. Es quizá, la mayor enseñanza.

Amor.

El amor a Dios y a los demás hará dulce el dolor, le dará un sabor agridulce. Dolor compartido.
También -aunque parezca extraño- es un día para dar gracias.

Dar gracias.

Agradecer todo lo que hemos trabajado, rezado, avanzado, aprendido, ganado…
¡Cuánto hemos hecho! Se ha consolidado una mayoría celeste incuestionable.
Todo lo que hemos crecido. Es asombroso. Nos han metido la ley. Pero la mayoría de la sociedad está en contra. Hemos movilizado millones de personas. Somos una fuerza muy grande en las redes. No existíamos como fuerza social. Tenemos referentes de lujo. La mayoría de los Senadores no se vendieron (y casi todos los oficialistas fueron tentados).
El amor que hemos dado y recibido. Fue una gracia. Cuánto fruto dará todo eso. Dios no se deja ganar en generosidad. Sacará bienes de esto, nada se pierde. El grano de trigo que muere da mucho fruto…
Agradecer a Dios toda la gente tan buena que hemos conocido, con la que hemos trabajado. Esto es uno de los frutos de esta batalla. Gracias Señor por tantas personas generosas, entregadas, llenas de amor, de unión… que me has puesto en el camino.
Un gran abrazo, agradeciéndole a Dios, el don de todos ustedes: Señor gracias porque no estamos solos -obviamente siempre estás vos- pero también gracias por estos excelentes compañeros de viaje que me has dado.
Y como no hay nada imposible para Dios, ya podemos disfrutar ahora de aquello por lo que luchamos -que aunque hoy parece perdido- lo contemplaremos gozosos cuando Dios quiera.

P. Eduardo Volpacchio

PD: Y recemos por aquellos que se han hecho tanto daño a sí mismos haciéndose responsables de todo el mal que hará esta ley.

Anuncio publicitario

De la cruz del aborto a la gloria del cielo

santos inocentes

Los Santos Inocentes de Belén mueren por el miedo de Herodes a perder el poder, miedo que lo lleva a querer matar al Rey de la Paz.

Hoy otros santos inocentes mueren por el aborto, por miedo a perder bienestar, a complicarse la vida, a la ecología, a la pobreza…

Tristes miedos que llevan a matar, como si con la muerte de inocentes se arreglaran problemas.

Estos versos surgen de relacionar estas muertes y quieren encender la esperanza y la paz en quienes defienden la vida y, a veces, se sienten frustrados ante tanta crueldad.

De la cruz del aborto a la gloria del cielo

Imagino la cruz
Con otro crucificado
En vez de Jesús
Son bebés abortados

Este mundo nuestro
Se redime con dolor
Sufriendo lo injusto
Uno se hace redentor

Aquellos niños inocentes
Que crecían en Belén
Fueron dignos antecedentes
De los que hoy matan también

Este mundo loco
Se ha puesto a sacrificar
No nacidos inocentes
En el altar de la libertad sexual

Paga un precio muy caro
Por no querer controlar
Sus instintos sexuales
Sin verdadera intimidad

Uno deja de ser gente
Cuando intentar justificar
La muerte de un inocente
Para afirmar su propia libertad

Declararlo no querido
No alcanza para eliminar
Su existencia y su destino
Por toda la eternidad

La muerte de tanto inocente
Cuyo vivir es truncado
No deja indiferente
Al Dios que los ha creado

La justicia divina
Llena de misericordia
Transforma toda miseria
Y la hace cauce de gloria

El Creador en su bondad
Con su amor y omnipotencia
Será generoso al compensar
Tanta sufrida violencia.

Y nosotros en sus manos
Confiando en su clemencia
Ponemos también resignados
Toda nuestra impotencia

Inocentes del siglo nuestro
Asesinados hoy sin piedad
Recibirán con creces
Recompensa por tanta crueldad

Dios murió en la cruz
Infundiendo amor en la muerte
La injusticia llenó de luz
Y de vida la hizo fuente

Bebés hoy abortados
Que comparten con Él la cruz
Serán resucitados
Por el poder de Jesús

Y escucharán sorprendidos
Llenos de gozo henchidos:
Hoy estarán conmigo
¡Vengan al paraíso!

EMV
Los Talas, 15 de diciembre de 2019
Aclaración: Estos simples versos, sin ninguna pretensión poética, son sencillamente fruto de un rato de oración.

El médico frente al aborto

Un libro sobre el aborto que interesa a todos.

ESTE POST ESTÁ TOMADO DE  http://www.vientredecristal.com/

Aquí encontrarán el libro digital El médico frente al aborto, prologado por el doctor Carlos Benjamín Álvarez (Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina) y por el doctor Daniel Herrera (Decano interino de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina).

La obra, coordinada por el doctor Siro M.A De Martini (quien también participa en uno de los capítulos), cuenta además con las palabras de los doctores Leonardo Mc Lean, Agustín Silberberg, Jorge Nicolás Lafferriere y Miguel Ángel Schiavone.

A modo de avance, citamos algunos extractos. Sobre el final de los mismos usted puede descargar el contenido total del libro de modo gratuito y, si lo desea, ayudar a difundirlo.

Desde Vientre de Cristal felicitamos a quienes han trabajado por ofrecer verdad  sobre el flagelo más desolador: la eliminación de seres humanos.

Extractos

 “…Se va dividiendo y consolidando una nueva situación cultural que confiere a los atentados contra la vida un aspecto inédito, ya que amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual. Más aún, sobre este planteo pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado con el fin de practicarlo, con absoluta libertad, y con la intervención de las estructuras sanitarias”.

Dr. Carlos Benjamín Álvarez, Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

“Pocas veces –si es que alguna- los responsables de los servicios de salud, y los médicos y los demás profesionales de la salud, se han visto tan presionados, limitados y, podría decirse, amenazados, como en la cuestión de los llamados abortos “no punibles”. Lo que hace aún más particular o insólito el caso, es que estas presiones no provienen de agrupaciones políticas o grupos pro aborto, sino de la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación, institución que se ha arrogado (con razón) el título de “garante supremo de los derechos humanos”.

Dr. Daniel Herrera, Decano (int.) de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

“¿Debe el médico atender sólo a la salud de la mujer o debe preocuparse, también, por la salud del hijo? ¿Se trata de dos personas iguales, con los mismos derechos humanos? Si uno se guiara por los argumentos de la Corte, y por los de los abortistas en general, la respuesta tendría que ser negativa: no, no se trata de dos personas iguales y, por tanto, no tienen los mismos derechos humanos. Más aún, el derecho humano que es la base de todos los demás, esto es, el derecho a la vida del hijo, depende de la voluntad de la madre. ¿Pero es esto así? ¿No hay acaso en esta posición una reminiscencia o, quizás con mayor precisión, una actualización de la milenaria división entre poderosos y débiles, amos y esclavos, raza pura y razas inferiores? Ahora la división parece ser entre nacidos y no nacidos”.

Siro M. A. De Martini, Profesor de Filosofía del Derecho y de Ética social y profesional de la UCA. Profesor de Bioderecho del posgrado en Bioética de la Universidad CAECE-Schoensttat, Director del suplemento de Política Criminal de El Derecho, miembro del Comité de Ética de los Institutos de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Comisión de Bioética .P. José Kentenich. de Schoensttat.

“Los que niegan que el embrión extraordinariamente joven es un ser humano, se han esforzado en utilizar un neologismo inútil: el término de “pre-embrión”. Inútil científicamente porque antes del embrión solo hay un óvulo y un espermatozoide, y hasta que alguno de éstos no fecunda al primero, no existe un ser nuevo. Por lo tanto, no se puede hablar de pre-embrión porque, por definición, el embrión es la forma más joven de un ser” (…) “No es que en la concepción esta forma esté potencialmente presente, o que el cigoto esté en potencia de ser humano. Por el contrario, la forma está actualmente presente en el material genético y el cigoto es un ser vivo independiente que pertenece verdaderamente a la especie humana…”

Leonardo Mc Lean, Médico, Doctor en medicina e integrante del Servicio de Cirugía del Hospital Universitario de la Universidad Austral, Académico Titular de la Academia Nacional de Medicina y Agustín Silberberg, Médico, Doctor en bioética y Profesor de Bioética en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.

  “…en el específico caso del aborto, hay fundamentos desde la misma deontología médica para la objeción de conciencia, pues no configura un acto médico. Como bien dicen Ángela Aparisi Miralles y José López Guzmán, “el fin de las profesiones sanitarias, históricamente amparado por el Derecho y tradicionalmente reconocido por la deontología profesional, ha sido siempre la defensa de la vida y la promoción de la salud –por otro lado, derechos básicos de la persona-. Por ello, imponer una obligación general a la participación en abortos a un sanitario puede calificarse, en principio, como un atentado al sentido último de su profesión e, incluso, a su dignidad personal y al libre desarrollo de su personalidad, al tratarse de profesionales que, por su peculiar vocación, están comprometidos humana y profesionalmente con la defensa de la vida humana. En este sentido, merece recordarse que ya el juramente hipocrático (siglo V a.C.) recogía el compromiso del médico con el bien del enfermo, defendiendo el carácter sagrado de la vida humana desde su concepción”.

Jorge Nicolás Lafferriere, Doctor en Ciencias Jurídicas por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Director de Investigación Jurídica Aplicada de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Profesor Pro titular de Derecho Civil de la Pontificia Universidad Católica Argentina y Jefe de Trabajos Prácticos de Elementos de Derecho Civil de la Universidad de Buenos Aires. Director del Centro de Bioética, Persona y Familia. Profesor de Bioderecho. Maestría en Ética Biomédica (Instituto de Bioética, UCA). Ex-Secretario Académico de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Miembro del Seminario Permanente sobre Investigación del Derecho de la Persona Humana, Familia y Sucesiones (Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja”, Facultad de Derecho -UBA-).

“Una publicación de la OMS habla de que la mortalidad materna es una tragedia global, 585.000 mujeres en edad fértil, en plena etapa productiva y creativa de sus vidas, fallecen por año. Pero leyendo con un poco más de detalle, la publicación dice que el 99% de ellas viven en el mundo en desarrollo, y menos del 1% en los países desarrollados. En el mundo en desarrollo, dice la publicación, en realidad en el mundo pobre, diríamos nosotros, algunos dicen en el mundo en transición, no sé si en transición hacia adelante o hacia atrás. ¿Qué tienen en común estas mujeres que mueren en esas regiones?, y lo que tienen en común es concretamente pobreza. La pobreza es el mayor factor de riesgo de mortalidad materna, el aborto es solo un factor de confusión. El problema es la pobreza, en cualquiera de sus expresiones: la pobreza económica social, la pobreza educacional, la pobreza sanitaria y la pobreza espiritual”.

Miguel Ángel Schiavone, médico UBA, especialista en Salud Pública UBA, doctor en Salud Pública Universidad del Salvador. Ex Subdirector Médico Hospital Fernández, Ex Subsecretario de Salud GCBA, actual Director Escuela de Salud Pública UCA.

DESCARGAR EL LIBRO
EL MEDICO FRENTE AL ABORTO