Los Santos Inocentes de Belén mueren por el miedo de Herodes a perder el poder, miedo que lo lleva a querer matar al Rey de la Paz.
Hoy otros santos inocentes mueren por el aborto, por miedo a perder bienestar, a complicarse la vida, a la ecología, a la pobreza…
Tristes miedos que llevan a matar, como si con la muerte de inocentes se arreglaran problemas.
Estos versos surgen de relacionar estas muertes y quieren encender la esperanza y la paz en quienes defienden la vida y, a veces, se sienten frustrados ante tanta crueldad.
De la cruz del aborto a la gloria del cielo
Imagino la cruz
Con otro crucificado
En vez de Jesús
Son bebés abortados
Este mundo nuestro
Se redime con dolor
Sufriendo lo injusto
Uno se hace redentor
Aquellos niños inocentes
Que crecían en Belén
Fueron dignos antecedentes
De los que hoy matan también
Este mundo loco
Se ha puesto a sacrificar
No nacidos inocentes
En el altar de la libertad sexual
Paga un precio muy caro
Por no querer controlar
Sus instintos sexuales
Sin verdadera intimidad
Uno deja de ser gente
Cuando intentar justificar
La muerte de un inocente
Para afirmar su propia libertad
Declararlo no querido
No alcanza para eliminar
Su existencia y su destino
Por toda la eternidad
La muerte de tanto inocente
Cuyo vivir es truncado
No deja indiferente
Al Dios que los ha creado
La justicia divina
Llena de misericordia
Transforma toda miseria
Y la hace cauce de gloria
El Creador en su bondad
Con su amor y omnipotencia
Será generoso al compensar
Tanta sufrida violencia.
Y nosotros en sus manos
Confiando en su clemencia
Ponemos también resignados
Toda nuestra impotencia
Inocentes del siglo nuestro
Asesinados hoy sin piedad
Recibirán con creces
Recompensa por tanta crueldad
Dios murió en la cruz
Infundiendo amor en la muerte
La injusticia llenó de luz
Y de vida la hizo fuente
Bebés hoy abortados
Que comparten con Él la cruz
Serán resucitados
Por el poder de Jesús
Y escucharán sorprendidos
Llenos de gozo henchidos:
Hoy estarán conmigo
¡Vengan al paraíso!